[Nowhere Station]

| Dialogs from the south of Spain |

martes, marzo 28, 2006

Fragmentos de metal

(Gracias, Sandra, por haber compartido aquel tren conmigo y crear esto...)

Un metal grisáceo que refleja las nubes del día,
material frío rindiendo tributo al dios sexual,
objeto decorativo que dará más brillo a tu mirada.
Es piel atravesada por una noche oscura afilada por un sinsentido etílico, barbitúrico...
Tu piel quedará prendada de ese metal afilado, iluminará tu rostro;
a veces etílico como las palabras, figuras deformes nacidas de un vaso, largo de pecado, voluble,
evaporado en una fusión con humo de cigarrillo.
Figuras y formas frías como la noche, como el día más gélido de invierno con un vaso de hielo entre las manos...
Tu mirada prendida en mi alfiler sigue arrastrando mis dormidos ojos por tu camino oscuro y voluptuoso,
corriendo sin saber adónde busco el objeto prohibido.
Mi mirada oscura encuentra el objeto prohibido a la vez que se enmaraña en una mirada clara con un material brillante en sus entrañas;
lejos, veo luz, parecida al despertar, pero es tu pelo dormido entre las sábanas de mi cama.
Amanece, entonces, con un brillante reflejo de mi pelo en el metal claro de tu mirada...
Al final, nunca supe si aquel alfiler era tuyo o mío.

Puertas cerradas

Si camino ante tus puertas
no temas,
no vengo a buscarte.
Vengo a buscar el corazón que dejé acostado en torturas innombrables.
Noche tras noche ha sufrido y ha acudido a mi cama a susurrarme al oído,
que le rescate, que le deje libre,
que separe tus dedos de la jaula que lo aprisiona desde hace demasiado tiempo.
No fue difícil conseguirlo; ver tus ojos y no caer en su letargo no fue fácil.
Fácil es soñar en tus labios, comer de tu sonrisa, nefasta, letal.
Llevo demasiadas noches caminando del revés intentado deshacer tu trama de araña sabia.
Ahora, no miro con mi arquitectura visual, sólo veo gozo y placer en conseguir beber de tu fuente.
Locura, sí, delirio sexual con matices de amor, que el amor matiza con paraísos carnales.
Esta trama no se desteje en un momento, y menos en noches de lluvia.
Por eso, no hagas caso de lamentos inútiles que provengan de tus calabozos;
mi lamento ya lo conoces, y al menos quiero que no lo vuelvas a oír, por orgullo.
Liberado queda, al menos de momento, mi corazón, pero el veneno queda dentro,
goteando, fusionado con la cera de mi vela nocturna.
Rezuma dolor de alma atormentada, sin más destino que su propio purgatorio.
Cierra tus puertas. Escucha. Suspira. Calla. Duerme.

Arenas de una vida


Cuando más, el tiempo sigue.
La arena cae,
las dunas prosiguen las curvas de su ritmo ancestral.
Herencia de una época que todavía no ha muerto,
sólo aguarda a que llegue el momento apropiado
para ser desvelada, y sus secretos enterrados
surjan y deslumbren ante la túnica estrellada del profeta desconocido.
Noches que se suceden para dar paso a otra igual,
ciclos de vida sin límite,
y el mecanismo latente de la historia sigue su curso,
sigue su recorrido ignoto,
pasando de un país a otro,
el río de un cielo navegando por oceanos intemporales.
Un lenguaje todavía pululando por entre los huecos de puertas secretas,
por entre los recovecos de civilizaciones ahogadas en la ambición humana.
¿Estaremos preparados para recibir la noticia?
Hay un segmento que nos separa, a esta moderna cultura del positivismo,
de la interconexión de la carne con la tierra,
la cópula de la civilización con el barro que un libro nos dijo que era la semilla.
La ventana se está abriendo,
mientras sus bisagras produzcan el ruido de la iluminación,
nosotros nos seguiremos arrastrando entre las ruinas de la sabiduría ignorada.
Adiós, viejo mundo, adiós, mundo sabio.
Detrás estaremos nuestros huesos, mas allá nuestros arquetipos,
sustentarán las obras de arquitectos que construyeron la vida
según el codigo constante que rige las obras del universo desconocido.

sábado, marzo 04, 2006

Cosmic love (2ª y última parte)

...Ella estuvo enamorada del Sol, pero el destino divino les separó para la eternidad. La maldición declaraba que ella debía ocultarse tras la Tierra cuando el Sol apareciese por el horizonte opuesto, y el Sol estaba obligado a dormir mientras la Luna salía a trabajar. Sólo cada cierto tiempo Dios permite que ambos enamorados se vean, y eso es lo que los humanos llaman eclipse de Luna. Es el momento en que al Sol se le permite acercarse y acariciar la espalda de la Luna, abrazándola en un gesto de ternura infinita. Para ella, este momento vale lo suficiente como para aguantar el terrible sufrimiento a la que se le condenó desde incluso antes de que ella naciese. Milenios de soledad no bastan para consumir la llama de una vela que sobrevive para ver crecer a su hija. Si el Sol tuviese una pluma y un papel escribiría la historia de amor más desdichada del mundo, pero nadie, siquiera Dios, puede romper lo que ya está hecho. Todo nace, nada permanece. El Carpe Diem tiene utilidad para aquél que tiene cuerpo, el alma tan sólo sirve para guardarnos una plaza en el silencio de nuestro paraíso. Tras mi espejo, lloro. Mis lágrimas llenan un extenso lago repleto de peces flotantes. Las burbujas opiáceas ya se han volatilizado, sólo queda mi soledad con los días contados, en fase terminal. El sol se va ocultando tras el horizonte ardiente. Mientras, los pájaros extienden las alas y vuelan felices hacia un destino prometido por el Mago, el gran mentiroso.