Letras insomnes

Crear, parir, engendrar, ser, nacer.
Nueva vida nace, se reproduce, se reconoce, y vive en su descendencia.
Como una araña tejo en las noches oscuras hilos de dudoso ingenio.
Solos nacen, solos crecen, y veo su evolución desde la barrera del papel.
Tan sólo la semilla me pertenece, ¿y hasta qué punto?
La imaginación vuela y se encuentra en la misma tierra de sus hermanas,
fecunda en palabras, satisfecha en sus resultados.
Somos nosotros encerrados en cuartillas tintadas,
pues somos esclavos de nuestras palabras. Pero,
si nuestra cabeza es nuestro reino, y su interior nuestra libertad,
¿cuál es la salida de esta cárcel de palabras?
La voz flota y desaparece,
la tinta fluye y nunca se seca,
una sangre derramada desborda el paraíso de lo desconocido.
Así obtengo la condicional para vivir más tiempo:
las letras bailan al son de mis dedos,
mientras yo tarareo la melodía de mis dudosos pensamientos.

Minificción: elementos de la irrealidad irreverente

Rebeldía y originalidad. El micro-relato demuestra ciertos elementos de anarquía intelectual y espiritual. Primeramente, juega irreverente-mente con las tradiciones establecidas por la preceptiva al escaparse de las clasificaciones genéricas, y se complace en romper las barreras entre cuento, ensayo y poema en prosa. Juega con la literatura misma en sus alusiones y reversiones. Juega con actitudes aceptadas mecánicamente ofreciendo o redescubriendo perspectivas. Juega con el concepto de la realidad, la desproporción y la paradoja. Su autor se vale de variados recursos narrativos, y sorprende al lector con un despliegue de ideas, de palabras, o un punto de vista insospechado. Este afán de novedad le lleva, no sólo a rescatar fórmulas de escritura antiguas como son la fábula y el bestiario, sino también a insertar formatos nuevos, no literarios, procedentes de la tecnología y de los medios modernos de comunicación. El autor de micro-relatos se siente parte de una élite universal en un doble movimiento de aislamiento y solidaridad.

(A Dolores M. Koch)

De antenas y pedazos

Comprendo que no quieras estar,
Comprendo que no sepas estar,
Entiendo tu estado ajeno, fuera de la vibración exterior.
Acepto tu vida extraña,
extraño tu vida en mi lecho,
mi pecho quiere sintonizar tu respiración,
pero no encuentra el dial del amor.
Volviendo a ser solo,
mis ventanas buscan tu mirada,
y tan sólo ven frío, y unos ojos que buscan una señal.
Ya te fuiste y ya volviste,
pero nunca entendiste que yo no te vi,
que nunca quisiste, nunca pudiste,
ser el completo que llena mi botella de dolor.
Comprendo ser nada flotando en el vacío,
el espejo me invierte en negativo.
¿Tú qué eres? ¿Tú sentiste?
Esa braguita sobre la cama sólo agita mi excitación.
La radio encuentra sola la melodía del viento,
que me trae tu recuerdo,
aromas de ceniza,
filtrado a través de los restos de mi corazón.